ANTECEDENTES RECIENTES DE LA FILOSOFÍA PRÁCTICA.

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En los años setenta un grupo de estudiantes de la Interfacultad Central de la Universidad de Amsterdam concibió la posibilidad de establecer una distinción entre la filosofía académica y sus propias motivaciones como seres humanos para estudiar filosofía, y sobre todo, para aplicarla a la vida. Puede decirse que buscaron una función social alternativa a la académica para la filosofía, y al hacerlo, fuera de las aulas, recobraron algunas de las principales motivaciones de su pasado: su regreso a la plaza o ágora de la vida, complejo escenario en el que las lecciones aprendidas suelen ir rezagadas respecto al conjunto abierto de problemas que, con frecuencia, sin posibilidad de previsión, cada ser humano ha de afrontar.

En 1981 el filósofo alemán Gerd Achenbach comenzó su práctica filosófica en su oficina de Bergisch-Gladbach, cerca de Colonia. Algunas de las personas que lo visitaban habían intentado solucionar los problemas de inseguridad, ansiedad o sufrimiento que les atenazaban con diversos procedimientos clínicos, e incluso, en el polo completamente opuesto, metacientíficos, es decir, sin base racional o científica alguna. La idea de Achenbach, en la línea holandesa anteriomente mencionada, fué la de ofrecer un servicio, de Filosofía Práctica, que rellenara el espacio vacío entre la diversidad de las prácticas clínicas y terapeúticas por una parte, y las alternativas que pueden exceder los límites de la racionalidad por otra. Se tenía como objetivo de base el de aprender a afrontar los desafíos de la existencia desde el análisis de la propia vida, una tarea a la que, en principio, consideraban que ningún ser humano debiera renunciar. Su práctica hunde sus raíces en la reflexión atribuída a Sócrates de que "una vida sin examinar no merece la pena ser vivida".

Gerd Achenbach fundó en 1982 en Alemania la Sociedad Internacional para la Filosofía Práctica (Die Internationale Gesellschaft für Philosophische Praxis, IGPP), la cual abrió el camino a la creación de otras en Europa, Estados Unidos, Iberoamérica, Canadá, Israel o Australia. Fué uno de los primeros en sentar las bases de esta profesión, sus fundamentos e intereses, así como el servicio que puede prestar a la sociedad, tanto a personas individuales como a grupos. Sus pasos precursores son merecedores de gratitud desde nuestro presente, pues su trabajo anticipador, así como el de sus antecesores en Holanda, e incluso anteriores (Leonard Nelson a principios del siglo XX), abrió un nuevo camino para el tránsito del pensamiento a través del conocimiento: con él se intentaba vislumbrar una nueva herramienta, la Filosofía Práctica, útil para reflexionar sobre la vida concreta de las personas, que permitiera mejorar a cada una de ellas las posibilidades individuales en el día a día. En realidad estos precursores estaban devolviendo a la Filosofía a sus orígenes en Occidente: esa plaza o ágora del acontecer cotidiano en la que la única lección magistral probablemente es la de las experiencias vividas por cada individuo.


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María Luisa Marquina San Miguel
Última modificación: 24/11/2013

Madrid, ESPAÑA